¿Realmente lo anhelo?

Para los que no me conocen y están leyendo este blog, y para aquellos que me conocen muy bien sabrán que yo hice turnos durante cuatro largos años. Los turnos se refieren a horarios rotativos en el sitio de trabajo. Yo hacia tres turnos distintos. Uno que iba de las ocho de la mañana hasta las cuatro se la tarde, otro turno de cuatro de la tarde hasta la media noche y por último el famoso turno de amanecer, consistía en trabajar toda la madrugada desde las cero horas hasta las ocho de la mañana.

No se pueden imaginar lo desesperante que era trabajar en ese horario, sientes que el tiempo no pasa, miras el reloj y ves que apenas la aguja a caminado cinco minutos. Aún recuerdo que lograr llegar a la mitad del turno (cuatro de la mañana) era todo una odisea, pero que saliera el sol, era aún más angustiante, lo esperaba desde las 4:45 AM, pero empezaba a aclarar a partir de las 5:15 AM aproximadamente. No entiendo término de entender aún la relación entre la claridad y saber que todo estaría bien. 

Me puse a pensar en esto por que hoy mientras leía la siguiente porción bíblica en Salmos 130:3-7

Señor, Señor, si tuvieras en cuenta la maldad, ¿quién podría mantenerse en pie? Pero en ti encontramos perdón, para que te honremos. Con toda mi alma espero al Señor, y confío en su palabra. Yo espero al Señor más que los centinelas a la mañana. Así como los centinelas esperan a la mañana, espera tú, Israel, al Señor, pues en él hay amor y completa libertad. (Salmos 130:3-7 DHHD)

En el versículo 6 dice: "Yo espero al Señor más que los centinelas en la mañana". Dios me recordó las muchas veces que en mi turno de madrugada deseaba que amaneciera, que saliera la luz del sol, que brillara nuevamente un día perfecto. Y pude ver que no precisamente me estoy desesperando por su presencia, y tampoco espero con todas mis fuerzas el perdón y la redención de Dios. Pero ahora mismo me siento en ese lugar oscuro, donde no puedo más que buscar desesperadamente su redención y perdón, hoy comprendo muy bien que mi mayor desesperación debe ser esperar en Él. 
Sólo Él me ofrece ese perdón y redención, reconozco que quiero que una vez más brille el sol de justicia en mi vida, saber que puedo contar con Él y en lo que dice su palabra. 


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