Agradecimiento... de nuevo




Bien doy por terminado el capítulo 6 de “Cada día es viernes” y la verdad es complicado definir el sentimiento que me embargo al leer el título: “La perspectiva correcta”, he de ser honesto en que pensé que sería sobre enfocarse o dirigirse hacia un punto en específico pero…. No. No, nuevamente y como por alguna extraña fuerza universal (claro yo sé que se trata de Dios), el tema central era el mismo de apenas hace unas semanas: AGRADECIMIENTO.

Si, al parecer Dios está tratando esa parte de mi vida que piensa que no tiene lo que se merece, o que lo que tiene es muy poco para “todo” el esfuerzo que ha invertido en alcanzar todos y cada uno de sus logros. El agradecimiento requiere humildad. Y ese sería otro tema de introspección. Creo que el orgullo muchas veces se apodera de mi vida, y se me olvida que todo lo que tengo, soy y alcanzo es porque Dios es bueno. Sin estarme enfocando desagradecidamente en todo lo que tengo realmente deseo cultivar un espíritu agradecido. Cuando a manera sincera y una conciencia limpia cuento mis bendiciones veo todas las cosas por las cuales yo debería derramarme en un agradecimiento sin precedentes. La verdad no tengo razón para recriminar sobre mi situación actual, tengo lo que muchos quisieran y doy por sentado muchas de las cosas buenas que Dios me ha dado. Salvación, Vida, Familia, Salud, Trabajo, Amigos, Profesión, Talentos, Dones y Habilidades, creo que doy sentado que siempre estarán ahí.

Al ir leyendo este libro me encontré con este poema que quiero dejarlo en esta nota, fue como una llamada de atención a mis continuas quejas a veces sin fundamento. 
Estoy agradecido por los impuestos que pago cada año porque eso significa que tengo un trabajo. Estoy agradecido por todo lo que tengo que recoger después de la fiesta porque eso significa que me han rodeado amigos. Estoy agradecido por el césped que hay que cortar, las ventanas que necesitan limpieza y las tuberías que necesitan una reparación, porque significa que tengo una casa. Estoy agradecido por los músculos que me duelen y por el cansancio al final del día, porque todo ello significa que pude trabajar duro. Estoy agradecido por la señora que hay detrás de mí en la iglesia y que canta desafinada, porque eso significa que puedo oír. Y estoy agradecido por el despertador que suena temprano en la mañana porque eso significa que sigo estando vivo.

No me queda más que seguir trabajando en cultivar un espíritu agradecido. 


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