Ministerio de la Reconciliación

Hace un par de días tuve una conversación con uno de mis amigos, la verdad los comentarios que había estado haciendo durante la conversación reflejaban un poco de desanimo, o un estado quejumbroso acerca del desempeño que yo sentía estaba dando en lo que Dios me llamó a hacer. Yo estaba dudando realmente si estaba bien continuar con lo que estaba haciendo actualmente, pues me llene de dudas acerca de ello. La pregunta que pronuncio luego de escucharme me estremeció demasiado: 

¿Qué fue lo que hizo en un inició que decidieras tomar y hacer ministerio, de la manera que lo has hecho y estás haciendo? 

Esa pregunta me volvió 5 años en el tiempo... 

Cuando estuve en los 60 días de consejería y los 120 días de capacitación, estaba claro que yo quería ayudar a otros, de la manera en que yo había sido ayudado, dar mi tiempo, mi espacio, mis recursos incluso, para una causa que el sistema eclesial no trata en ningún momento. La motivación principal además de hacerlo como el Señor, era poder evitarle a cantidad de jóvenes dolor o sufrimiento innecesario. Sin embargo lo importante de todo eso es que el llamamiento era de parte de Dios y contrario a todo lo que pudiera suponer que era por mis habilidades o capacidades o por x, y, w razón, todo correspondía a un plan diseñado de Dios para mí. Honestamente aún así contestando y sabiendo eso me costaba mucho creerlo. Así que Dios nos llevó al siguiente pasaje: 
2 Corintios 5:18-24
El Ministerio de la Reconciliación

18 Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió con El mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 es decir, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo con El mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: ¡Reconcíliense con Dios! 21 Al que no conoció pecado, Lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El.
Si lo lees te darás cuenta que el llamado procedió de Dios, por medio de Cristo, dándonos el ministerio de la reconciliación, no porque seamos bueno, no porque lo merezcamos, sino porque el nos reconcilió primero y luego entendimos y fuimos llamados a proclamar la reconciliación de los demás con Dios. 

Creo que no podemos dudar que en nuestro servicio no hacemos eso, te invito a que examines el versículo y si tienes algo que agregar lo puedas comentar y podamos convencernos de lo que Dios quiere confirmar en mucho de nosotros, y es que el llamado el lo hizo, el llamado a la reconciliación. 

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