¿Cómo estás?

Siempre he pensado sobre la famosa frase "¿cómo estás?"... Todos la usamos todos los días, en cada momento, en cada saludo y por cualquier situación. Sin embargo, he llegado a pensar que es la frase más inútilmente expresada a diario. 

Por ser una pregunta abierta, todos deberíamos esperar una respuesta completa, probablemente con mucho detalle, llena de sentimientos, emociones, frustraciones, preocupaciones y verdad. Pero lamentablemente lo que encontramos es totalmente lo contrario. Piénsalo... ¿qué es lo primero que contestas ante esta pregunta? "¿cómo estás?" - Bien. Y es como un trámite únicamente como llenar la lista de cotejo de las frases que se esperan que debes usar en una conversación. 

Pero... ¿por qué damos esa respuesta tan hipócrita a una pregunta que encierra tanto significado? Fácil, hemos aprendido a que realmente es una pregunta de cajón, y sabemos que nadie le pondrá el peso y el interés necesario para detenerse a escuchar lo que podríamos decir ante tal pregunta. No, no lo estoy diciendo por que pienso que así es. Estoy convencido que así es. 

Se supone, que cuando alguien te hace dicha pregunta, debería estar dispuesto a escuchar la respuesta completa, pero no. Una vez dejas la frase: "estoy bien", y entras a detalle de lo que te aflige o preocupa, entonces también pierdes la atención de la persona que te preguntó y puedo estar casi 100% seguro que es porque no le interesas, sólo fue cortés contigo. Otras veces, las personas si están dispuestas a escuchar la respuesta, pero no están preparadas para poder recibir bien lo que tienes que decir, es más hasta se sienten incómodas con algunas de las cosas de las que podrías hablar. Es más algunas hasta se sienten ofendidas de lo que podrías llegar a decir. A mi criterio es lamentable. 

No digo que yo sea el mejor escucha que tiene Guatemala, sin embargo, si considero que soy de las personas que puedo prestar sincera atención, cuando hago la pregunta "¿cómo estás?", e incluso muchos podrían dar fe, que a veces saludo y platico sin utilizar esta frase, ¿por qué? y honestamente es porque o no tengo tiempo para ofrecer mi atención a la respuesta, o considero que no es el lugar ni la situación indicada para hacerlo. Lamentablemente, llevamos esta falencia a nuestros círculos de liderazgo, compañerismo cristiano e incluso grupos pequeños, pero realmente no queremos y no estamos dispuestos a escuchar lo que sigue después de la pregunta "¿cómo estás?". Entonces, ¿para que la hacemos si no estamos dispuestos a escuchar lo que viene? Empecemos a evaluar, si nuestras conversaciones están centradas en cumplir un checklist sobre "cortesía" y realmente no estamos haciendo ningún esfuerzo por mantener una escucha activa hacia la otra persona. Al final, hacer la pregunta carece de sentido sino estamos dispuestos a escuchar. 

¿Cómo estás?